Érase una vez una pareja amante de los cielos estrellados que vivía en una ciudad en la que podían disfrutar de su afición modestamente desde su jardín, pero un día tuvieron que emigrar. Una vez instalados y adaptados a su nuevo país, con muchísima ilusión, compraron un telescopio mejor que el que tenían para disfrutar de los cielos en su nueva ciudad pero, oh sorpresa, esta ciudad no tenía los mismos cielos, prácticamente no se veían estrellas debido a la gran cantidad de luces y además, para empeorar la situación, el nuevo telescopio era más complicado de utilizar por el tipo de montura, en fin, no daban pie con bola.

Pensaron que comprando oculares con más aumentos y alejándose cientos de metros de la ciudad quizás empezarían a ver más estrellas, pero no, no funcionaba, la luminosidad de la ciudad era tal que era imposible ver más de 6 o 7 objetos y mucho menos tratar de ver cielo profundo. Tampoco se hacían mucho con la montura, aunque era motorizada no atinaban a casi nada. No conocían ningún lugar cercano donde ir a observar, ni si era seguro o no hacerlo, tampoco si estaba permitido montar el telescopio en cualquier campo o si podría acarrear algún problema.

Seguían ilusionados pero, al no ser astrónomos expertos sino meros aficionados, sus conocimientos al respecto eran muy elementales, por lo que se inscribieron en un curso básico del manejo del telescopio, que fue de ayuda pero tampoco mucha, pensaron incluso en rendirse y abandonar la afición, pero de pronto a uno de ellos se le encendió el bombillo y pensó que quizás existiría algún organismo u organización a la que pudiesen acudir en busca de asesoría, así que puesto en ello empezó a indagar en internet, allí dio un día con la Asociación Astronómica Cruz del Norte, se puso en contacto y al ser bien recibido le comentó a su esposa que por qué no se inscribían. Ella al principio no estaba muy convencida, pensó que quizás al no tener muchos conocimientos de astronomía no los tomaran en serio e hicieran el ridículo, pero el insistió y al final se inscribieron.

El asistió a la primera reunión y llegó muy contento, así que la animó para que fueran juntos a la segunda, tal y como ella se imaginó, solo habían hombres, para ella eso no era ningún impedimento aunque temió no ser bien aceptada, no es muy usual ver mujeres con esta afición, sin embargo fue aceptada sin miramientos por los presentes e informada de que otras mujeres forman parte de la asociación aunque por diversos motivos participan poco de las actividades. En cuanto a esa charla, muy técnica para su gusto, le pareció un poco aburrida pero no así el grupo.

Por fin llegó el día de salir a observar, que ilusión, pero al mismo tiempo que nervios, serian el hazmerreír?, bueno, a lo hecho pecho, allá vamos!. Quedaron en encontrarse en el lugar de observación que dista más o menos a hora y media de su vivienda, se pasaron las coordenadas de ubicación y empezó la aventura, invitaron a sus dos pequeños sobrinos, cargaron todo en el coche y con mucho entusiasmo se dirigieron al lugar de encuentro, al acercarse al sitio falló el GPS, que se empeña a meterlos por trochas casi intransitables, y los hizo recorrer cualquier cantidad de sembradíos y caminos de tierra, cada uno peor que el otro, al final, una hora después, finalmente llegaron, se bajan del coche, saludan, empiezan a descargar la montura y de repente alguien dice “huele a Ozono”, ellos comentan me parece que vi un relámpago, otro dice, la previsión decía que no llovía, otra vez “huele a Ozono” no lo sienten? Y ¡Zas!, a recoger todo rápido que caen gotas, y entre risas y frases de descontento, de nuevo al coche y a casa, otra vez será. A partir de allí cada salida es una aventura, una fiesta, es compartir experiencias astronómicas y de vida, ayuda mutua, compartir equipos, café, vino caliente, buscar nuevos sitios de observación, participar en charlas, proponer ideas, planificar escapadas y organizar el aniversario de la asociación, es pasar de observador de estrellas a fotógrafo de estrellas o por lo menos hacer el intento, en fin es toda una odisea con el espacio.